Kiki de Montparnasse

Kiki de Montparnasse
Kiki de Montparnasse

lunes, 30 de septiembre de 2019

Nosotras, las mujeres de hoy


Nosotras, las mujeres de hoy y de siempre



En nuestros días nos tienen metido entre ceja y ceja el discurso de que las mujeres no hicimos nada en el pasado y es falso. ¿Acaso no hubo reinas gobernadoras muy buenas? América fue descubierta gracias a los auspicios de una reina castellana con las faldas bien puestas. Es verdad que Isabel la Católica se preocupaba de lo que pasaría con sus reinos a su muerte, pues veía morir a sus herederos hombres, y también es cierto que su hija Juana la loca fue hecha prisionera por los tres hombres que amó en su vida, pero es que “biológicamente” nosotras parimos y eso cambia el chip, no un asunto cultural, sino de biología. Además, de haber vivido Juana en nuestra época hubiera tenido un tratamiento psiquiátrico y podría haber sido una persona normal. ¿Acaso no fue Isabel I de Inglaterra una grandísima reina que encarceló a otra mujer muy pasional, inteligente y culta como la reina María Estuardo? En asuntos de política tampoco los hombres podían anteponer el amor antes que el trono y el poder. El mundo era así y la historia está ahí para ser contada. ¿Y nuestra reina María Luisa? ¿Y la Isabelona? Contra la que no tengo nada, era tonta, pero no porque tuviera amantes sino porque sacó los genes tarados de su padre.  ¿Entonces por qué todo ese discurso interesado de la opresión femenina? ¿Para manipular seres ignorantes porque les conviene a los grandes intereses financieros de los “Hunos y los Hotros”? Pues basta con asomarse, no ya a un libro de historia, sino a Internet para saber que tan terrible opresión no es del todo real.


Por ello “le doy a la sesera”, día a día pensando de ¿dónde sale todo esto? Ya sabemos que hay un discurso interesado, como dije, en mantener la “indefensión” de las mujeres que a mi me crispa los nervios. Entonces, ¿por qué cómo es posible que las mujeres demostramos, hoy sí, ser tan tontas? Puede que mi abuelo no concibiera que una mujer adoptara una posición que no estuviera dentro de las líneas consensuadas. Aunque una de mis bisabuelas se fuera con el jardinero, pero todo aquello fue a nivel de la burguesía naciente. Si las mujeres hubiéramos estado tan oprimidas, jamás se hubiera escrito tan buena literatura ni hubieran existidos personajes tan maravillosos como el de Jeanne Madou, que no era ninguna prostituta. Es evidente que las relaciones con los hombres eran distintas. Supongo que hoy ya no existen ramos de flores, ni primeras cenas a la luz de las velas, todo muy estilo Hollywood porque éste lo explotó, pero eran momentos de la vida- no toda la vida, desde luego- pero sí momentos de la vida que recreaban belleza y placer, cuando se tienen veinte años y todo un mundo por descubrir.¿Cómo se hace el cortejo hoy? ¿Quién lo hace? ¿Se ponen de acuerdo? Creo que siempre habrá ese lenguaje entre distintos sexos, o los mismos sexos, que con una mirada se sabe que quiere uno del otro, o de lo contrario, ¿es que ya los jóvenes no son jóvenes? Como están tan preocupados por la comida, el cambio climático, los gallos y las gallinas y no pueden dedicarse a otros menesteres como amar por amar… Ahora lo que nos preocupa es el Imserso, el amor entre octogenarios, vale muy bien quien lo quiera comprar, solo que yo lo encuentro bastante cursi, porque los tiempos biológicos y las etapas de la vida son para ser vividas en su orden natural y no en discursos ideológicos artificiales de geriátricos celebrando bodas.  El amor y sus roles, nosotros, vamos cambiando con los años. A mi me da penita con los hombres porque ellos suelen ser más románticos que nosotras que somos más pragmáticas…  Ufff… pecado de lesa majestad, apiadarme de un hombre…


Claro, los hombres tienen más fuerza y nos violan. A mi nadie me violó porque yo no andaba con alcohólicos ni drogadictos, les temía y sabía que eran personas enfermas. Al que se propasara lo dejaba si me apetecía o me daba la vuelta y adiós muy buenas. No se me ocurría delatarlos, ni a ellos llevarme a ningún rincón a la fuerza. Yo sé que hablo desde el discurso de una mujer nacida después de la Segunda Guerra y criada en grandes urbes, pero cuando una leía a Zola y a Balzac no parece que la cosa fuera tan terrible ni que la censura lo suprimiera todo. Zola tiene un discurso más social, sí, pero vamos estaban las pescaderas de Les Halles y Liza la propietaria de la charcutería, que hubiera querido dejar correr su libido con el niño aquel y no lo hizo, no tanto por no faltar al marido, sino a sus intereses económicos.




No sé, al menos antes nos preocupábamos por la libertad, por el amor, por la buena literatura, por los viajes -no estos viajes de tres días que hacen ahora- Habría muchas mujeres cuyo mayor interés era casarse y formar una familia, ¿hay algo de malo en parir?, ¿se conoce otra forma de reproducción de nuestra especie que no sea lo que nosotros aportamos?


Luego entre los discursos dominantes, de los que abomino, está el del jefe que te daba el trabajo según fueras “consecuente o no”. Sí, con las secretarias de Corín Tellado ¿O será que yo tuve jefas más que jefes? No, tuve un jefe, pero yo era muy buena entreteniendo a su clientela de judíos y a mi buen amigo Judah le interesaba mantenerme y dejar que la vieja Uffer me contara sus historias del Imperio. Mi pobre Jane, algún día hablaré de ella. Fue mi primer trabajo y le guardo mucho cariño.



Prefiero a las grandes aristócratas y las grandes demi-mondaine que fueron mujeres sin complejos, como las griegas y las romanas. Ciertamente las mujeres fueron más libres antes de la revolución francesa porque el mundo era más liberal y en la república de Venecia se dejaron retratar en todo el esplendor de su sensualidad. A partir de la revolución industrial las mujeres pertenecientes a las clases medias tuvieron vidas con más restricciones “morales”, pero seguían teniendo amantes como siempre fue. Imaginaros a la marquesa de Llansol, en pleno franquismo, y amante del cuñadísimo…, como tantas. ¿Y qué? No defiendo la deslealtad en el amor, eso nunca, pero me fastidia mucho la mojigatería existente en nuestros días que confrontan nuestros jóvenes desde un discurso no moral, pero que viene a ser lo mismo.


En mi época ya hacíamos lo que nos venía en ganas, yo en el 68 era todavía una cría, pero me digo que mi abuela fue una mujer culta y no era rica. Las mujeres de clase media que quisieron leer e instruirse siempre pudieron hacerlo y nadie les prohibió nunca leer, ni aun en España. Mis bisabuelas eran también grandes lectoras. Me van a decir que las mujeres no iban a la universidad, la paradoja es que hoy que va todo Dios y es como si no fueran… A mi una mujer de carrera -o un hombre- no me dice mucho. A mi me dice la gente con cultura, independientemente de si fue o no a la universidad y creo que una médica o un arquitecto no solo deben serlo porque quieren, sino porque poseen verdaderas aptitudes.


La cultura es otra historia y solo se adquiere leyendo en casa. Antiguamente las clases medias eran más cultas porque solo se podía leer libros, no había el recurso de Internet. En fin, que siempre hubo y habrá gente atemporal que no pertenecía a su época ni pasada ni presente. Hoy con las nuevas tecnologías todo ha cambiado mucho, pero qué poco emocionante…






viernes, 20 de septiembre de 2019



El esnobismo de las golondrinas, Mauricio Wiesenthal


Me paso la vida recomendado a mis amigos leer El esnobismo de las golondrinas. Lo hago porque es evidente que amo el libro con fervor. De toda la extensa obra de Mauricio es mi favorito y con el que más me identifico, es una lectura deliciosa, recreativa para los que amamos otros mundos, mundos de ayer, idos y perdidos, que Mauricio nos devuelve con impuesta suavidad. No es ésta una critica literaria al uso, soy simplemente lectora, y haya escrito Mauricio el libro para lo que lo haya escrito, hoy es mío y yo lo camino, lo ando y lo desando a mi antojo.  Me dicen que es un tocho de mil páginas, de acuerdo, Mauricio no sabe escribir menos de mil páginas, pero se lee individualmente cada relato de sus memorias, unas vívidas y otras soñadas o recreadas. Capítulos que se pueden leer independientemente uno del otro.


Hola y adiós


El vals de las golondrinas
VIOLINES DESDE EL DANUBIO A VIENA

Un tren de la belle époque 
ORIENT EXPRESS

Golondrinas de papel
DÍAS DE MAR Y LAVANDA EN LA COSTA AZUL

Golondrinas, fugitivas siluetas
PARÍS, LOS GATOS, Y LAS HOJAS MUERTAS

Blues doliente para golondrina y ropa tendida
ÚLTIMO ADIÓS A VENECIA

Dibujando golondrinas en un velador
CAFÉ PROCOPE


Descubrí las Golondrinas y El libro de réquiems en 2012, fueron publicadas en 2010. Mauricio lleva cuarenta años en ellas, mientras se ganaba la vida como cantante de cabaret o escribiendo guías turísticas antes de la llegada de Internet. Siempre anoto el año cuando me encuentro una obra que me deja sin aliento. Los dos me impactaron, pero me identifiqué más con las golondrinas porque me considero una golondrina viajera de "cielos lejanos", aunque ya no tan lejanos. Cuando era pequeña mi tío me llamaba golondrina porque me fascinaba la literatura de viajes y decía, "Iré allí de mayor". La verdad es que casi todos esos viajes han sido realizados. Mi abanico es pequeño va de Europa a Europa: París, Viena, Bad Ischl, Praga, Lisboa, Porto, Sicilia, Cornualles, Nápoles, Venecia, Trieste, Lausana, nada original para esta época, pero yo sigo siendo una tradicionalista. Mucha Mitteleuropa, la civilización del Danubio, los cruceros fluviales del Rhin... Me gusta viajar en invierno.



Regresando a Wiesenthal, amo su mundo de recuerdos de aquella Europa que según dice él de sí mismo: "Nació cuando las luces se estaban apagando". Cuando yo nací ya se había apagado todas, agrego yo. Era un mundo de viajes en trasantlánticos, de un gran respeto por la historia, de una belleza singular en el lenguaje florido que lo mismo te sube a una montaña en Èze, que te baja a Cap Ferrat con personajes de toda la vida: Chanel, Misia Sert, Visconti, Eugenia, Mahler, etc. No importa el tiempo, Wiesenthal tiene la capacidad de mezclarlos y recrea mundos que vuelan para nosotros, los que podemos ir en su vuelo. Esos que preferimos un café en el Ritz y una cena en una fonda, antes de un restaurante sin solera o de la nouvelle cuisine pequeño burguesa. También mencionar que lo que ha logrado Mauricio con su biografía de Rilke no creo que ningún otro autor en el mundo lo iguale. Retrata a Rilke  despiadadamente, tal cual fue, por más que lo admire. Conoce la obra del poeta alemán como nadie.


Mauricio no es un caso como su maestro Zweig, quizá ahora no sea tan famoso, pero quedará que es lo importante. Quedará entre los grandes. Tiene la particularidad también de ser una gran persona, que no siempre se da en los genios. 


El esnobismo se encuentra con mucha facilidad en versión de bolsillo en La Casa del Libro o Amazon, y nos regala horas de un verdadero y delicioso placer.





He vuelto para mí


He vuelto para mí


Retomo mi antiguo blog porque me apetece. Sencillamente eso. Quizás ya esté un poco desfasado, pero ya lo iré poniendo a mi manera de nuevo. Una varia mucho con los años, nada raro. Tengo que empezar por acostumbrarme al blog de nuevo. Lo hago para mi, si alguien quiere leerle, pues mejor y escribiré de hoy, o un relato tonto, o por lo que me de y por supuesto lo anunciaré en mi Face. Lo típico, vamos, pero voy sin plan determinado. Tendrá erratas, falta de sintaxis y no me molesta quien me lo diga de buena fe, pero las tendrá. Desde luego, hay tanto para leer en la red que dudo mucho que lo lean.