Kiki de Montparnasse

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miércoles, 26 de abril de 2017

STEFAN ZWEIG, ADIÓS A EUROPA

Lo leía mi bisabuelo, mi abuela, mis tíos, yo y mi hija. Aun cuando dicen que no estaba de moda. Sus libros los vi en las estanterías desde que tengo uso de razón. Su María Estuardo fue mi segundo libro de historia en mi primera adolescencia. Gracias a él comprendí la diferencia entre catolicismo y protestantismo y lo enrevesado que puede sonar el mundo centroeuropeo al mundo mediterráneo más ligero y diáfano. Jamás leí “Carta de una desconocida”. Sé que no había tal desconocida… Stefan Zweig dijo que había nacido en un país desaparecido y se me quedó grabado... 


Quizás por todo esto tenía yo demasiadas expectativas en una película sobre su vida. Ya sabemos la dificultad que entrañan este tipo de biopics, pero aquí era, a mi juicio, tan sencillo: recrear su palabra. Sin embargo, ni el hombre ni el escritor asoman, o lo hace tan fríamente que no se logra penetrar en el alma tan conocida de uno de los autores más sublimes del siglo XX.

Tampoco nada grato fue verlo en esa cotidianidad tan pequeñoburguesa de cualquier exiliado. Tratar de proyectarlo tan endemoniadamente humano para no caer en el melodrama nos lo arroja desaborido y lo aleja totalmente de sus textos. No es necesario recrear la condición humana de los genios, es preferible quedarse en el genio. Tanta cercanía agota.



En muy verídica la primera escena del gélido y abrumado Zweig tomando distancias políticas del régimen alemán, sin criticarle ni pontificar, pero en la película lo muestran como si se tratara de algo que no iba con el escritor. El actor austriaco Josef Hader intentando transmitir en todo momento la depresión del autor, más bien nos regala un Zweig anodino y distraído con la mirada perdida todo el tiempo en el espacio, sin muchos registros ni una buena caracterización física. Solo cuando se encuentra con su primera mujer parece cobrar aliento: con ella se puede quejar libremente de la vida.

Honestamente la manera en que abordan sus últimos años transcurridos en un Brasil agobiante entre el calor y la simpatía exuberante de sus habitantes, dan ganas de salir huyendo del cine. A  Zweig le gustó ese mundo, era agradecido como toda persona bien nacida, pero aquello no era lo suyo… Es lo único que vagamente, sin ofender, se atreven a insinuar los realizadores sobre las circunstancias del desterrado autor. Sabemos que las razones de su suicidio no fueron estrictamente políticas, la depresión no era nada nuevo en su vida. El exilio lógicamente la agudiza. En suma el film te deja con ese sabor de: “era un escritor muy famoso, vendido y solicitado”, pero nada más, sus textos aparecen mezclados en diálogos automatizados, sin la vibrante fuerza y la reflexión pura que en todo momento le caracterizó.

Y termino comentado que la manida frase del pasaporte no podía faltar, claro. Él hablaba de antes de 1914. Se toma un aspecto único de Zweig: el multiculturalista, que no fue exactamente así, pues él nació en otro mundo donde los pueblos eran distintos, pero no tan distintos como quieren hacernos ver hoy. No creo que sea un buen film para los que conocemos su obra, y para los que no la conocen será una especie de Sisi: se llevarán una imagen falsa del autor, pero acorde al pensamiento imperante. El Zweig inmenso de “El mundo de ayer” y  “Momentos estelares de la humanidad”, brilla por su ausencia.





11 comentarios:

  1. Vista esta crítica, de quién tan bien conoce su obra y esa Europa que se nos fue, creo que no perderé el tiempo en ver esta película y sí dedicarlo a quién tan acertadamente supo transmitirnos el espíritu y la realidad de un Imperio que se nos decapitó por aquellos que hoy, quieren ser los dueños de este mundo deshumanizado y absurdo.

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  2. Gracias por la reseña, Helena, gracias a la cual voy a ahorrarme nueve euros.

    Osvaldo.

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  3. Gracias!!! El enemigo venció la Gran Guerra y se perdió la posibilidad de evolucionar a otra Europa nada parecida a ésta. Lo más acertado es leer su obra, porque con ella siempre nos quedará Viena.

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  4. Puedes ahorrártelos, Luis, es lo más decepcionante que he visto en mi vida. Zweig en plan casi de memo. Por poco me da un infarto.

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    1. Lo llaman "desmitificar", y es lo moderno, o como yo prefiero decir, lo "modenno". Acuérdate de "Amadeus".

      Un saludo.

      Osvaldo

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    2. Lo "modenno" me tiene hasta el moño y a francamente unas ideologías que tienen alguna más de un siglo, ya no son tan modernas...

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  5. Al menos como bien dices Helena ... ... siempre nos quedará Viena con su pasado lleno de glorias y también porqué no, de miserias, pero qué miserias comparadas a las del siglo XXI.

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    1. Toda época tendrá sus glorias, la nuestra dicen que es la tecnología...
      Gracias a ella siempre nos quedará Viena.

      Helena

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  6. Prefiero profundizar en su obra que perder el tiempo viendo esta peli.

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  7. Por cierto, Helena, desde que vi la foto que has puesto en esta entrada de tu blog estaba pensando que ese hombre me recordaba a alguien, pero no caía a quién. Ya he caído: a Mocho Borrajo.

    Osvaldo

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  8. ¡Has acertado plenamente, Osvaldo!

    Helena

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